Conoce a Johanna, una Anfitriona resiliente
Mensajes Clave
- Johanna es gamer, así como sus hijos, y usa los ingresos extra que obtiene al compartir su espacio en Airbnb para cuidar de su familia y hacer mejoras en la casa, la cual sigue recibiendo huéspedes de todas partes de México y del mundo.
Mensajes Clave
- Johanna es gamer, así como sus hijos, y usa los ingresos extra que obtiene al compartir su espacio en Airbnb para cuidar de su familia y hacer mejoras en la casa, la cual sigue recibiendo huéspedes de todas partes de México y del mundo.
Madre de dos chicos, de 16 y 22 años, Johanna ha hecho de todo para mantenerlos; es comunicadora visual y durante veinte años se dedicó a la repostería, pero al enfermarse tuvo que cerrar su local. Ha impartido cursos, conferencias y se ha ido de gira por el país para compartir sus conocimientos con personas de escasos recursos. Hoy Johanna es gamer, así como sus hijos, y usa los ingresos extra que obtiene al compartir su espacio en Airbnb para cuidar de su familia y hacer mejoras en la casa, la cual sigue recibiendo huéspedes de todas partes de México y del mundo.
Johanna venció el cáncer dos veces y la segunda vez que se enfermó pasó por radiaciones y algunas cirugías. Fue cuando conoció la plataforma. Como no podía salir de casa, empezó a remodelar, a pintar muebles usados, paredes y a hacer cosas artesanales. “Cuando me visitaban mis amigos me decían que mi casa era muy bonita, pequeña, pero muy acogedora. Ahí fue cuando empecé a subir las habitaciones a la plataforma”.
Si bien ama su origen de Tacubaya, lleva 20 años viviendo en la colonia Mixcoac. En otra pequeña casa del mismo terreno viven sus padres, a los que cuida y lleva al negocio que antes fue de su abuelita, una dulcería en Tacubaya. Cuando habla de Mixcoac, “le echa muchas flores” a su barrio, a su ciudad y ofrece muchas recomendaciones a sus huéspedes.
“Parte de ser Súper Anfitriona es recomendar las mejores experiencias a mis huéspedes. La Ciudad de México es muy bonita y yo trato de transmitirlo. Cuando ellos llegan, trato de llevarlos a conocer la comida típica, los invito a “dar la vuelta” para que conozcan el rumbo, al señor que vende los jugos y a la persona que vende el periódico. Quiero que se enamoren del entorno, de la comunidad que somos y así vamos haciendo una cadena de favores”.
Para Johanna, los cuatro años que lleva compartiendo su espacio en Airbnb han sido de mucho aprendizaje. “Con cada uno de mis huéspedes he aprendido cosas que yo creo que ni en toda mi vida lo hubiera hecho si no fuera por Airbnb, así de fácil. Estoy agradecida con cada uno de los que han puesto su granito de arena para apoyarme”.