Destinos para celebrar Halloween en Colombia, un país de mitos y leyendas

Por estos días en Colombia se escuchan con más atención el aullido del viento frío, el crujir de las hojas bajo los pies y las historias escalofriantes que se transmiten de generación en generación. Esta es la señal clara de que Halloween está a la vuelta de la esquina y es el momento perfecto para explorar los mitos y leyendas de Colombia. 

Se comenta en las calles que, al llegar octubre, las leyendas cobran vida: los difuntos resucitan, los espíritus deambulan y las brujas, junto con los personajes de los mitos, aparecen y llenan de suspenso la noche de brujitas en Colombia. Aunque algunas de estas leyendas solo resuenan cuando se habla de turismo en determinadas regiones, muchos habitantes creen que trascienden más allá de ser simples relatos.

Por eso, y para este Halloween, la plataforma Airbnb comparte 5 destinos y leyendas para que los amantes de esta festividad se adentren en un mundo de misterio y suspenso, mientras recorren el lugar de origen de estas historias. ¿Están listos?

1. La patasola: el terror de los infieles

Algunos afirman que se encuentra en Bogotá, mientras otros la sitúan en la ciudad de Ibagué. Cuenta la historia que una misteriosa mujer coja busca incansablemente a su hijo perdido, acechando a los desprevenidos transeúntes e incluso, en algunos casos, seduciéndolos para atraerlos. Sus lamentos y su apariencia espeluznante la han convertido en un personaje legendario en el país. 

Celebra Halloween, en este espacio que puede ofrecerte una vista espectacular de la capital colombiana desde un piso 41. 

2. El Hombre Caimán: el espanto del Magdalena.

La costa norte de Colombia alberga una leyenda inquietante: la del Hombre Caimán. Esta criatura, que combina rasgos humanos y reptilianos, es el producto de una maldición que sirve como advertencia acerca de las consecuencias de involucrarse en tratos oscuros. La trascendencia de esta leyenda en el departamento de Magdalena, ha llevado a la celebración del llamado “Festival del Hombre Caimán”. 

Para los intrépidos que buscan aventuras por esta región, este espacio los pone en la tierra del Hombre Caimán pues, además de que se encuentra en una zona rural, estarán protegidos y acompañados por montañas, árboles, palmas y una amplia variedad de aves.

3. La Llorona: el lamento aterrador de la noche.

Aunque la Llorona es una figura conocida en toda América Latina, en Colombia se narra su propia versión. La Llorona es un espíritu atormentado que lamenta la pérdida de su hijo. Según la leyenda, carga a su bebé fallecido en brazos y quienes la conocen, comentan que fue ella misma quien lo llevó a la muerte. 

Este arrepentimiento la consume y desencadena un llanto incesante que quienes la escuchan, afirman haberlo hecho en diversos lugares de Colombia como por ejemplo en el departamento de Santander. 

Este 31 de octubre, si estás pensando desconectarte en familia, en Barichara hay un espacio para disfrutar de la mejor experiencia familiar, además del contacto con la naturaleza que ofrece a quienes la visitan, gozando de increíbles zonas de tranquilidad, pleno y confortable descanso. 

4. El Sombrerón de Antioquia: un espíritu con alma de niño.

En la región de Antioquia, el Sombrerón se ha destacado por ser un espíritu que atormenta a quienes permanecen en las calles hasta altas horas de la noche. Con una actitud traviesa, este hombre de baja estatura, con un sombrero de gran tamaño, provoca el caos nocturno. 

Aquellos que afirman haberlo visto comentan que es fácil confundirlo con las sombras proyectadas por las ramas de los árboles, siempre aparece de noche y está acompañado de un viento frío e inquietante. 

En Guatapé este espacio está creado para que tengan una estancia inolvidable en medio de la naturaleza con total comodidad. 

5. El Mohán del Amazonas: más que un guardián de la selva.

En la inmensa región amazónica de Colombia, el Mohán -mitad humano, mitad simio-, habita en las profundidades de la selva. Se dice que protege la flora y fauna del ecosistema, pero también atrae a los incautos hacia la selva para perderlos en su densa inmensidad. 

Este espacio está hecho para observar la vida silvestre nocturna del Amazonas, contemplar la diversidad y escuchar el sonido de la vida nocturna de la selva.