Viajar no solo abre las puertas a nuevas aventuras y destinos, también ofrece la oportunidad única de hacer nuevos amigos. Y ¿Por qué no? encontrar al amor de tu vida. Algo así sucedió en las vidas de Analía, Remy, Bernardo y Karina.
Analía y Remy: un ejemplo de amor intercultural que logró hacer realidad un sueño
Solar del Trópico es un bed and breakfast en el corazón de la Quebrada de Humahuaca y el fruto del amor de esta pareja que recibe a través de Airbnb a viajeros de todo el mundo que llegan hasta este pequeño pueblo jujeño para disfrutar de la naturaleza y del arte.
No es casual que hoy Analía y Remy sean los anfitriones de esta finca de producción orgánica, una “casa de campo y arte” que ellos mismos crearon. Si bien Analía nació en Argentina y Remy es francés, fueron sus profesiones las que crearon el escenario perfecto para que sus caminos coincidieran en el país: ella es Licenciada en Cine y Televisión y él es Licenciado en Bellas Artes y en Ordenamiento Territorial y Ecología.
Remy nació en Francia pero hace un tiempo se enamoró del Norte argentino. Hace más de 30 años realizó expediciones a caballo por Sudamérica, una por la Patagonia chilena y otra por el noroeste argentino y en ese viaje descubrió la belleza de las provincias de Salta y Jujuy luego de recorrer 3.000 kms durante 6 meses. A los dos años, regresó a la provincia de Jujuy para llevar adelante un proyecto humanitario que él mismo generó y le permitió unir sus profesiones: la ecología y la agricultura con el arte. El mismo consistía en brindar talleres de pintura para niños y renovación de semillas para los agricultores de un pueblo ubicado en el punto tripartito donde se unen Argentina, Bolivia y Chile. Allí se conocieron con Analía, quien estaba realizando un documental sobre los buscadores de oro para su Licenciatura.
“Desde nuestro primer encuentro nos entendimos en nuestra forma de ver la vida, nos entendimos en nuestro arte y aprendimos a unir nuestras culturas tan diferentes. Esa es la magia del amor. No nos gusta hablar de flechazos idílicos; en todo caso, eso quedará en nuestro jardín secreto”
Analía, anfitriona de Airbnb en Jujuy, Argentina
Una vez que Analía finalizó sus estudios, se instaló con Rémy en Francia, donde se casaron y vivieron aproximadamente 10 años. Durante ese período empezaron a planear Solar del trópico y visitaban el país durante las vacaciones. Una vez que finalizaron la construcción del taller de arte donde hoy Remy crea sus obras y de la casa en Huacalera, se instalaron definitivamente en la provincia de Jujuy.
El nombre Solar del trópico no fue elegido al azar. La palabra solar se utilizaba en la época colonial para describir el terreno de una propiedad de menos de 10 hectáreas con un patio florido. Por su parte, la palabra trópico fue elegida porque la casa se encuentra bajo la línea geográfica del trópico de Capricornio y en homenaje a los artistas que más inspiran a Rémy: Paul Gauguin y Vincent Van Gogh.
Sin embargo, los que ven más allá, encuentran en este alojamiento un proyecto de vida que une ambos anfitriones a través de sus pasiones. La magia de Airbnb está en las conexiones humanas y Solar del trópico lo refleja a la perfección: un proyecto que surgió de un viaje, que se transformó en amor y hoy recibe viajeros de todas partes del mundo.
De Argentina a México: un amor que traspasó barreras culturales
En el corazón de la Ciudad de México, en la colonia Anzures, viven Bernardo y Karina, una pareja internacional de anfitriones de Airbnb que han recibido en su casa a más de 25 viajeros de más de 13 países alrededor del mundo.
Ella, mexicana y él, argentino. La historia comienza cuando Bernardo decide tomarse un tiempo para viajar y conocer otras culturas, escogiendo como destino a México.
“Al llegar primero a la CDMX, me sorprendí muchísimo porque la imagen que hay en el exterior es que es una ciudad súper populosa, con mucho tráfico y smog pero cuando llegué, me encontré con una ciudad increíble, llena de diversidad y de cosas que hacer”
Bernardo, anfitrión de Airbnb en Ciudad de México
El amor con México empezó cuando Bernardo empezó a viajar solo, visitando desde la Riviera Maya hasta San Cristóbal de las Casas, donde decidió cambiar su boleto de regreso. Fue gracias a esa decisión que llega a la historia su ahora esposa Karina, quien fue presentada a Bernardo por su prima hermana, que la conocía por haber vivido con ella durante un voluntariado en Sevilla. Después de varias citas, un 16 de septiembre, (una fecha muy fácil de recordar por ser el día de la Independencia de México), se hicieron novios. “Uno se enamora y no sabe bien porqué, pero yo me enamoré de Karina y quiero pasar toda mi vida con ella”, expresó Bernardo con mucha ilusión.
Conocieron Airbnb como huéspedes, para conseguir alojamientos y como una forma diferente de viajar con más calor local. Deciden convertirse en anfitriones, cuando se casan, ya que la abuela de Karina les hereda una casa en la CDMX donde ella había vivido con su esposo por el año de 1948.
Una historia que recuerdan con mucho cariño, es la de un huésped que viajaba de Estados Unidos a la Ciudad de México especialmente por el Día de Muertos. La pareja lo invitó a formar parte de la tradición de poner el altar y le comentaron que si tenía algún ser querido fallecido que quisiera homenajear, llevara una foto y cosas que disfrutaba en vida. El huésped mostró particular emoción por participar, ya que desafortunadamente había perdido a su hijo años atrás. “Fue un honor para nosotros que formará parte de nuestro altar y que alguien que viniera de lejos le diera sentido a su dolor con una tradición mexicana”, dice Karina.
Ambas parejas han recibido en sus alojamientos viajeros de una gran variedad de destinos, desde México, Francia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Belice, Suiza, Suecia, Bosnia… y todos además de sentirse como en casa han experimentado el amor y la hospitalidad que brindan estos anfitriones a sus huéspedes en cada oportunidad.