Ho Cerón, un anfitrión con vocación

En 2017, al perder su trabajo, Ho Cerón se mudó a la casa de su familia en la colonia Observatorio de la Ciudad de México, donde antes también vivieron su bisabuela y abuela. Hoy, vive ahí con sus tres perros adoptados: Macaria, Cinco y Petra. 

“Buscando ingresos adicionales para no gastarme toda la liquidación, Airbnb se me hizo una muy buena opción.  Entonces habilité una de las habitaciones y la empecé a compartir en la plataforma”.

Ho Cerón cuenta que Airbnb le da la flexibilidad de pasar tiempo con su familia. Compartir su espacio también le permitió cuidar de su padre cuando tuvo problemas de salud, encargándose de él por dos meses, algo que nadie más en la familia podía hacer por los trabajos que tenían. 

“Airbnb fue un cambio de vida muy grande porque encontré mi vocación. Me gusta conocer gente nueva, enseñarles un poquito de historia, un poquito de lo que es la ciudad. Nosotros como anfitriones ayudamos a que los turistas vayan con gente local. Muchas veces la gente sólo ve las guías que están en Internet, son lugares súper turísticos y que pagan un montón por aparecer en esas listas. La señora que vende los tamalitos en la esquina a lo mejor para un turista pasa desapercibida, pero yo le digo a mis huéspedes que están bien buenos sus tamales”.

Además de su pasión por recibir viajeros y presentarles toda la riqueza que tiene la Ciudad de México, Ho Cerón tiene un huerto urbano con todo tipo de hierbas. Durante la pandemia, empezó a hacer cajas de cultivo para que sus vecinos pudieran ponerlas en sus patios y balcones, ayudando como comunidad a reverdecer y llenar de vida la Ciudad que tanto ama. 

“Airbnb tiene algo muy lindo: las comunidades de Anfitriones donde todos tenemos cabida. Son miles de Anfitriones en todo el país, lo que nos permite a todos apoyarnos mutuamente”.

Ante la pregunta de qué opina sobre una posible regulación de plataformas digitales y alojamientos de corto plazo en la Ciudad de México, Ho Cerón se muestra a favor de una regulación donde ganen todos.

“Para mí, regular no significa prohibir.  Regular es sólo poner un orden claro para aquellos que, como yo, abrimos las puertas de nuestro hogar a los viajeros. Si empiezan a pedir un montón de cosas, va a ser imposible mantener este ingreso familiar”.