Las regulaciones de estancias cortas excesivamente restrictivas pueden agravar los problemas de las ciudades

Airbnb es una plataforma comprometida con la democratización del turismo y con poner la innovación al servicio de las y los ciudadanos, siempre buscando que el servicio denominado de Estancia Turística Eventual contribuya al desarrollo local, la formalización de la economía y la inclusión comunitaria. 

La Ciudad de México ha realizado acciones que fomentan esta visión: fue la primera ciudad en América Latina donde se retuvo el impuesto sobre hospedaje desde 2017, retenciones que a enero de 2024, han ascendido a más de 500 millones de pesos y también pionera en la capacitación de micro emprendedores en corredores turísticos no tradicionales para fomentar el patrimonio cultural y creativo de la Ciudad.

Sin embargo, recientes modificaciones a la Ley de Turismo de la Ciudad de México, como la que restringe al 50% las noches al año para ofrecer el servicio de Estancia Turística Eventual, es una medida injustificada e anticompetitiva que terminará afectando a miles de familias y anfitriones que habitan en la capital del país. A través de esta actividad, muchos encuentran un medio para generar ingresos que al día de hoy fortalecen su economía familiar y la de su comunidad. 50% de los anfitriones en la Ciudad de México son mujeres¹ y el 12% son mayores de 60 años². Además el 78% de los anfitriones ha indicado que ésta no es su actividad principal, es decir que la utilizan para reforzar otros ingresos³. Aproximadamente el 80% de los anfitriones de la Ciudad de México solo tienen un espacio en la plataforma⁴. 

Airbnb siempre estará a favor del derecho humano a la vivienda, al trabajo digno y de ayudar a impulsar un turismo responsable e inclusivo en beneficio de los habitantes de la Ciudad. Por ello, resulta sorpresiva esta nueva reforma publicada apenas el 3 de octubre, tan solo 6 meses después que la Ley de Turismo fuera reformada de manera integral, en la cual a diferencia de la reciente reforma, incluyó la participación de autoridades, anfitriones, vecinos, asociaciones hoteleras y plataformas digitales.

Está probado que las regulaciones que buscan limitar las estancias cortas en diversas ciudades del mundo no han sido exitosas para disminuir el precio de la renta o aumentar la disponibilidad de vivienda. Por el contrario, han propiciado un impacto negativo en la derrama económica local, el desempoderamiento de pequeños emprendedores, el incremento en precios en el hospedaje tradicional y en la renta a largo plazo y la creación o aumento de la informalidad. Como ejemplo, a un año de la regulación restrictiva en la ciudad de Nueva York el precio medio de los hoteles subió un 7.4% en los últimos 12 meses que terminaron en julio de 2024. Estos precios afectan negativamente a la mayoría de los turistas que quieren viajar a Nueva York y por consiguiente a los comercios que viven de esta actividad. De igual manera, en el caso de las rentas, éstas subieron un 3,4% durante los 11 primeros meses de aplicación de esta regulación, según StreetEasy, lo que sugiere que otros factores están haciendo subir los precios de los alquileres a largo plazo. 

Para Airbnb es fundamental contar con reglas innovadoras e inclusivas que den certeza a la actividad y respondan a los retos y oportunidades propios de cada destino. La plataforma seguirá trabajando con todos los actores del sector para que el turismo y la tecnología sigan contribuyendo al desarrollo económico local y a la inclusión social en los destinos donde tiene presencia. A nivel global, Airbnb ha colaborado con más de 1,000 autoridades gubernamentales para ayudar a desarrollar políticas públicas integrales, incluyendo el 80% de los 200 destinos más importantes para la plataforma.

El impacto económico de la actividad

A través de sus gastos, los viajeros que reservaron un espacio a través de Airbnb en la Ciudad de México, generaron más de 15,000 millones de pesos en contribución económica en 2023⁵. La contribución económica es el impacto financiero total que los huéspedes en Airbnb tuvieron durante su viaje, incluido el gasto directo como estancia y servicios, así como el indirecto e inducido. Este gasto de los huéspedes en Airbnb apoyó a más de 63 mil fuentes de trabajo en la Ciudad de México. 

Además los espacios compartidos en Airbnb son una fuente extra de ingresos para varios residentes de la Ciudad de México. Esta es una señal positiva ya que compartir espacios en Airbnb se ha convertido en un salvavidas económico para muchos:

• Aproximadamente, el 53% de los Anfitriones en Airbnb en la Ciudad de México dijeron que en el último año, el dinero que han obtenido por ser Anfitriones en Airbnb les ayudó a permanecer en su hogar⁶.
• Aproximadamente, el 74% de los Anfitriones en la Ciudad de México dijeron que en el último año, han utilizado el dinero que han obtenido por ser Anfitriones en Airbnb para cubrir necesidades como comida y otros gastos que se han vuelto más caros de lo que solían ser⁷.