Lucy, la guardiana de un pedacito del patrimonio de Buenos Aires
Lucy es anfitriona de una casa antigua ubicada en el barrio de San Telmo. Ella la define como un “gran oasis en el centro de la ciudad”, y verdaderamente lo es. Se trata de una propiedad que fue construida por un arquitecto vasco francés, alrededor del año 1890. Hoy es la casa más antigua de la cuadra y un testimonio de la historia urbana de la ciudad de Buenos Aires.
Ubicada en pleno casco histórico, la propiedad es de tipo “chorizo” y se encuentra emplazada en un terreno de más de 9 metros de ancho y 60 metros de largo. Conserva el espacio verde y los árboles añejos que brindan una sensación de serenidad, característica que destacan los viajeros que se alojan allí.
La relación de Lucy con la casa comenzó en el 2005 de la mano de sus hijas, mientras visitaban propiedades en busca de una que fuera única, con el fin de abrir un hotel boutique. Sin embargo, al cabo de siete años de grandes satisfacciones pero mucho trabajo, Lucy cerró el hotel y consideró vender la casa ya que le resultaba muy difícil mantenerla y perdía dinero. Pero una de sus hijas descubrió Airbnb y la situación se revirtió. Inmediatamente Lucy creó el aviso y publicó su espacio en la plataforma.
Los primeros años se ocupó sola de su nuevo emprendimiento y de recibir a los huéspedes. Más tarde, se sumó su esposo Manuel a este emprendimiento familiar.
“Comencé la hermosa experiencia con Airbnb después de sentir que todo se perdía, incluso la propiedad. Se recuperó la alegría y nuestra casa resplandeció nuevamente con esta nueva forma de abrir las puertas a viajeros de todo el mundo. Personalmente, volví a mi vocación de anfitriona, porque siempre recibí muchos amigos en casa, me encantaba. Y también me permite disfrutarlo a mi modo, invitando a los huéspedes a que se sientan como en su casa”.
Las reminiscencias a otros tiempos se encuentran a cada paso en esta casa que es una galería de arte, gracias a su infraestructura original y también a las obras de arte de su anfitriona, exhibidas en los distintos ambientes.
“El ingreso que recibimos por compartir la propiedad a través de Airbnb nos permite realizar el mantenimiento constante que una casa de este tipo necesita. Todas las propiedades antiguas deberían tener un cierto cuidado y un mantenimiento porque forman parte de la historia urbana. Son testigos de otros tiempos y la base sobre la que se arma la ciudad”.
Para Lucy, recibir huéspedes, en su mayoría extranjeros, es un lindo aprendizaje y una experiencia que la llena de satisfacciones y maravillosos recuerdos.
Compartir su casa a través de Airbnb le permite generar una verdadera comunión y empatía con personas de otros países y con otras costumbres, que al principio son “extraños” pero luego se convierten en parte de la familia.
La comunidad de Airbnb en la Ciudad está compuesta por miles de personas con distintas historias, orígenes, perfiles y objetivos. Según lo que reportan los anfitriones, en la Ciudad de Buenos Aires el 57% de las cuentas de anfitriones pertenecen a mujeres y el 13% a personas de más de 60 años.*
Nota: Todos los espacios o lugares a los que se hace referencia en este texto están destinados exclusivamente a inspirar e ilustrar. Airbnb no recomienda ni promociona experiencias específicas.
*Según datos internos de Airbnb al 31 de diciembre de 2018