Las anfitrionas en Airbnb ganan 500 millones de euros durante la pandemia

En España, se estima que el 52% de los nuevos anfitriones (con un único alojamiento) que se han unido a la comunidad de Airbnb durante la pandemia son mujeres, dando la bienvenida a sus primeros huéspedes después del 1 de marzo del 2020. La compañía también ha estimado que, a nivel global, las mujeres que se han convertido en anfitrionas de un único alojamiento en la plataforma Airbnb desde que empezó la pandemia, han ganado en su conjunto 500 millones de euros desde el pasado mes de marzo. Esta tendencia ha supuesto un salvavidas financiero muy necesario para estas mujeres y sus familias en un momento en que los esfuerzos y las cargas económicas han caído desproporcionadamente sobre sus hombros. 

Airbnb estima que el 55% de sus 4 millones de anfitriones en todo el mundo o, lo que es lo mismo, más de 2 millones, son mujeres. En España, los datos internos muestran que el 54% de las anfitrionas se identifican a sí mismas como mujeres en la plataforma y las 5 ciudades con más porcentaje de mujeres anfitrionas en el país son: 

  • Arona, Santa Cruz de Tenerife
  • Marbella, Andalucía
  • Palma, Islas Baleares
  • Alicante, Valencia
  • Torrevieja, Valencia

Los datos de la plataforma Airbnb también muestran que un 84% de los anfitriones han empezado a hospedar en un momento de transición y para muchos de ellos se ha convertido en una vía de independencia financiera. La mitad de los anfitriones de todo el mundo han comentado a la plataforma que usan sus ingresos en Airbnb para quedarse en sus casas. 

Y este estilo de vida no se limita a los anfitriones que comparten sus casas. Desde que Airbnb lanzó las Experiencias Online al inicio de la pandemia — una idea propuesta e impulsada por la comunidad de anfitriones — el 51% de los anfitriones en las Experiencias Online son ahora mujeres. En una encuesta reciente de Airbnb, el 35% de estas mujeres aseguraron que empezaron sus Experiencias Online para reemplazar sus ingresos de un empleo a completa o a media jornada, y el 23% dijo que es su fuente principal de ingresos

Además de servir para pagar las facturas esenciales para permanecer en sus hogares, los ingresos que los anfitriones obtienen a través de Airbnb pueden servir de base para futuros sueños como la financiación de sus propios viajes, sus aficiones creativas, trabajos filantrópicos, o educación.

Las mujeres anfitrionas de Barcelona, creando impacto

Ia, anfitriona: “Yo empecé a hacer collages en Barcelona. Fue la ciudad la que me inspiró: su arte, sus calles…

Ia es una artista venezolana y barcelonesa de adopción. Cuando la pandemia golpeó a todos, se le ocurrió que podría compartir su pasión por el collage a través de una experiencia online

“Es un hobby que encaja perfectamente con estar encerrado en casa, con reutilizar revistas o materiales que tengas a mano, con ese momento de desconexión de la realidad que todos hemos necesitado. Creo que este ha sido mi granito de arena en un año tan complicado”.

Ia destaca lo “enriquecedor” que ha sido. “En medio de una pandemia, he podido compartir un rato y sentimientos con personas de todo el mundo”. Y de una forma sorprendente, compartir un trozo de Barcelona con el mundo en un momento en el que nadie podía viajar. “Muchos han querido hacer la experiencia porque han visitado Barcelona y añoran la ciudad y quieren volver a revivirla de alguna manera”.

Sus participantes más especiales ha sido un grupo de médicos y personal sanitario de EEUU. “Después de este año tan duro que han tenido querían tener un momento de desconexión y relax todos juntos”, recuerda. 

Cuando sea posible viajar de nuevo, Ia seguirá enseñando el arte del collage: “he descubierto que puedo compaginar las experiencias con mis proyectos artísticos personales. Creo que compartir mi arte con los demás durante este año me ha ayudado a consolidarse como artista”.

Norma, anfitriona: “Compartir nuestro hogar ha sido una experiencia muy enriquecedora para mis hijas y para mí”

“Mis primeros huéspedes fueron una pareja francesa y nunca los olvidaré. Enseguida se generó una enorme sensación de confianza con ellos”. Norma comparte una habitación en su casa cerca del Hospital Clínic, un hogar enteramente compuesto por mujeres: ella y sus dos hijas. Recuerda perfectamente a sus primeros huéspedes, pero no puede calcular cuántos viajeros se habrán hospedado con ella. “Dejé de contar hace mucho”, bromea. 

Norma empezó a compartir una habitación en su hogar en 2012, por la recomendación de su vecina. “Era una forma de ganar algo de dinero extra que complementaba mi sueldo”. 

Las dos hijas de Norma han sido su mejor apoyo en su labor como anfitriona. “A mi hija pequeña le entusiasma recibir a viajeros y colabora mucho conmigo. Para nosotras ha sido una experiencia muy enriquecedora. Así hemos podido conocer a personas muy interesantes: filósofos, arquitectos… Personas que visitaban la ciudad, pero querían estar en un hogar. Muchas familias con hijos se han quedado en mi casa porque veían que yo también tenía hijas pequeñas”. 

“Cuando se quedan conmigo, yo no les muestro Barcelona, yo les enseño mi barrio: el Eixample Izquierdo. Quiero que hagan vida en el barrio y prueben las bravas del bar de la esquina y que coman en los restaurantes de por aquí”. 

Ahora Norma forma parte del Consejo asesor de anfitriones de Airbnb; representa a la comunidad de anfitriones y ayudará a definir el futuro de la plataforma y los hogares compartidos. Una tarea que la tiene entusiasmada mientras espera que sea posible poder volver a recibir viajeros que buscan descubrir otra Barcelona.

Marta Izquierdo, propietaria de Cal Sardà: “Tratamos al viajero igual que al vecino del barrio de toda la vida”

“Yo soy la cuarta generación familiar al frente de Cal Sardà y siempre hemos sido mujeres: Flora, Antonieta, mi madre María y ahora yo”, explica Marta Izquierdo desde este colmado emblemático del barrio de Sagrada Familia de Barcelona. 

La tienda nació en 1930 como una lechería que también vendía un helado llamado mantecao. Fue creciendo e incorporando nuevos productos como bacalao, verdura y fruta. Marta lo ha reformado, pero ha querido rendir homenaje a la historia del colmado de los años 60 dejando buena parte del mobiliario de aquella época. 

“Somos una tienda para la gente del barrio y durante este año de pandemia los vecinos han respondido muy bien y han seguido acercándose hasta aquí. Pero han sido meses muy difíciles y se nota mucho la ausencia de los viajeros en Barcelona”. 

Marta resalta que ella tiene una “idea romántica” de lo que debería ser un comercio, más allá de un negocio. Es el tipo de tienda que visitan los viajeros que buscan una experiencia auténtica y conocer lo que es un comercio tradicional de Barcelona. “Me gusta que los viajeros, cuando vuelven a sus lugares de origen, puedan recordar esta pequeña tienda, y el chocolate tan rico que vendemos aquí”. 

“Esta es una tienda del barrio, pero los turistas son muy bienvenidos, porque les vamos a tratar igual que a los vecinos que han sido clientes de toda la vida”, se despide Marta. Empieza el turno de tarde para la cuarta generación al frente de Cal Sardà. 

Todas las mujeres que necesitan un cambio, si están interesadas en ser anfitrionas en la plataforma de Airbnb o en aprender más sobre hospedaje, pueden encontrar más información aquí: airbnb.es/host.

Todos los alojamientos y experiencias incluidos en esta nota de prensa tienen como finalidad inspirar e ilustrar. Airbnb no recomienda o promociona estos anuncios ni ningún otro alojamiento o experiencia en la plataforma. Las descripciones de los alojamientos han sido obtenidas de los anuncios publicados en la plataforma Airbnb.

Todas las imágenes incluidas en este documento pueden ser usadas para contenido editorial basado solamente en esta nota de prensa. No se permiten otros usos.