Un homenaje a los primeros anfitriones en Europa
¡Bienvenido, welcome, bienvenue, willkommen y benvenuto! Los anfitriones en la plataforma de Airbnb en Europa han dado la bienvenida a anfitriones de todo el mundo desde 2008, ya desde aquellos primeros días en los que los cofundadores Brian, Joe y Nate empezaron la compañía desde su apartamento en San Francisco.
Desde estancias en granjas en Francia y casas de verano en Italia, a casas en los árboles en Alemania y acogedoras casitas de campo en Reino Unido, anfitriones en toda Europa ofrecen hospitalidad de calidad en algunos de los alojamientos más únicos. Los anfitriones que usan la plataforma de Airbnb no solo comparten sus hogares, sino que también ofrecen la oportunidad de conectar con la comunidad local -y hacen todo lo posible por ello- desde organizar pedidas de mano hasta celebrar aniversarios, recibir a antiguos huéspedes como amigos y ayudar a aquellos huéspedes que lo necesitan.
Compartir el hogar también ha ayudado a los anfitriones en Europa a generar ingresos adicionales y apoyar las economías locales -todo tipo de personas que ofrecen sus habitaciones privadas, primeras o segundas residencias directamente a través de nuestra página o app. En todo el mundo, los anfitriones han ganado más de 100.000 millones de dólares y, en 2019, la mitad de los anfitriones encuestados afirmó usar el dinero que ganan compartiendo su hogar para poder seguir viviendo en él. En Europa, los anfitriones están ayudando a llevar dinero de nuevo a las comunidades y negocios locales. Se estima que en 2019 los anfitriones de Europa han generado más de 35.000 millones de dólares para las comunidades locales a través del gasto de los huéspedes. La mayoría del dinero que gastan los huéspedes durante sus estancias va a parar a restaurantes, supermercados y tiendas locales.
Hoy queremos celebrar las increíbles historias de algunos de los primeros anfitriones en Europa.
En Cataluña, la pasión de la emprendedora Mun por viajar y conocer a gente la llevó a compartir su acogedor y colorido apartamento en Girona:
“Empecé a compartir mi casa a través de Airbnb porque me encantaba la posibilidad de conectar con otras personas y conocer nuevas culturas. Creo que el concepto en general es fantástico. Además de hacer algo que me gusta, puedo ganar algo de dinero, incluso cuando estoy de viaje. Muchas veces tengo huéspedes que son atletas, como ciclistas y corredores. Todo el mundo anda en bicicleta aquí. Estamos en lo alto de una montaña en un barrio muy bonito, así que es ideal para entrenar. Incluso se quedó un ex-olímpico que había ganado una medalla de plata. Si los huéspedes están interesados, les invito a eventos durante su estancia para que nos podamos conocer como amigos.”
Mun, anfitriona en Airbnb en Cataluña
En Francia, Karine, una Superhost, empezó a compartir su hogar en Montreuil, una localidad a las afueras de París, tras la recomendación de un amigo. Tiempo después acabó uniéndose al equipo de Airbnb como una de las primeras trabajadoras de la empresa.
“Me acababa de mudar a un piso pero pasaba poco tiempo en casa. Después de un encuentro con Brian y Joe, decidí publicar en la plataforma un anuncio de mi piso entero mientras estuviera fuera. En aquellos primeros días cobraba entre 50 y 60 euros la noche. Mi piso está muy cerca de una estación de metro, es tranquilo, con una pequeña panadería a la vuelta de la esquina, y tuve muchos huéspedes estadounidenses. Cuando estaba en París, me encantaba ir siempre más allá y dejaba champagne para los aniversarios. En más de 12 años he tenido unas cuantas lunas de miel y pedidas de mano, además de algunos huéspedes encantadores que se han quedado muchas veces”
Karine, Superhost en Airbnb en Francia
En Reino Unido, los Superhosts Alex y Renie empezaron a ofrecer su casa de campo en el oeste de Gales después de que sus hijos se fueran de casa:
“En nuestra primera experiencia estábamos bastante nerviosos, pero la primera mañana nos encontramos a nuestro huésped en pijama al lado del fuego, sintiéndose como en casa ¡así que supimos enseguida que el concepto funcionaba! Hemos tenido una experiencia fantástica conociendo a gente. No es poca cosa invitar a extraños a tu casa y acabar haciendo amigos. Un huésped de Rusia se ha quedado con nosotros ya cuatro veces, y nos ha adoptado como sus padres británicos. Hemos podido utilizar el dinero que hemos ganado para reformar el granero, que ahora también ofrecemos a través de Airbnb. Para nosotros no es solo un trabajo, creemos que es algo más. Si das más de lo que se espera, se hace más enriquecedor, y eso es lo que nos encanta.”
Alex y Renie, Superhosts en Airbnb en Gales