Francisco Alanis se define como un “viajero full time” desde que en 2015 decidió enfocar todos sus esfuerzos a conocer la mayor cantidad de países posibles. Con un espíritu aventurero y la facilidad de poder trabajar desde cualquier rincón del planeta, se enfiló a una aventura por Centroamérica que iniciaría una travesía que pocos pueden presumir.
El originario de Monterrey se dedica a realizar traducciones de francés e inglés a español, por lo que no hay nada que lo ate a un solo sitio. Además, explica que estar de viaje hace su trabajo menos difícil y más divertido porque todos los días vive algo distinto. La inspiración llega de las experiencias que va recolectando en cada destino, desde el lenguaje y las costumbres, hasta las personas que puede conocer, sobre todo los hosts que lo reciben en los hogares de Airbnb.
A pesar de que comenzó su aventura hace dos años, no fue sino hasta 2016 que lo hace de tiempo completo. “Comencé por Centroamérica, desde Mérida hasta Panamá, y luego me fui a Europa y después a los Balcanes”, explica el huésped de Airbnb. 2017 lo arrancó por Asia y de esta manera paseó por Hong Kong y luego por Japón.
Pasa sólo unas semanas al año en Monterrey y explica que lo que más extraña es la comida: “Encontrar realmente la comida de tu casa es complicado”. Cuenta que a la familia y a los amigos no los extraña tanto porque habla con ellos y los ve en videollamadas con regularidad.
Lo que prefiere al viajar, porque facilita su trabajo, son los departamentos privados que encuentran en Airbnb. No obstante, destaca que el 20% de sus viajes los realiza alquilando habitación en casa compartida porque convivir con las personas de la casa es parte de la experiencia, es esa cercanía lo que permite descubrir una cultura desde su gente.
“Es una gran diferencia quedarte en casa de personas, a diferencia de un tipo de hospedaje más impersonal. Por ejemplo, en Guatemala nos quedamos con una familia y la niña nos cogió mucho cariño, estuvimos juntos todo el viaje. Y en Sarajevo nos hemos ido de copas y ahora es un muy buen amigo”, cuenta Francisco.
Consejos de un verdadero trotamundos
Después de haber conocido 57 países en dos años, es imposible no preguntar cómo selecciona sus destinos. “De forma anual hago una planificación y lo primero es el clima. Por ejemplo, trato de evitar temporadas de huracanes y épocas de mucho calor o que no haya lluvia”. También cuanta que lo planea geográficamente para intentar realizar los recorridos por tierra y así conocer varios destinos que se conecten por cercanía. “Evito los aviones, es más económico y más bonito por tierra pasar de un país a otro”.
Algo muy importante para su planeación es que el lugar esté conectado con el mundo y poder conectarse para trabajar. “Me gustan mucho las ciudades grandes, pero a veces intento combinar los viajes con pueblitos para relajarme”, agrega. Sobre las grandes ciudades – como Tokio – recomienda que vale la pena conocerlas con alguien local, sobre todo por la barrera del lenguaje, pero también porque sabrá recomendarte los mejores barrios de esas grandes urbes que pueden ser impactantes cuando no has ido con anterioridad.
Otro de sus consejos a tomar en cuenta es que vale mucho la pena hospedarse con alguien de edad similar, algo que es fácil conseguir a través de la plataforma de Airbnb. Esto porque cuando son afines en edad las recomendaciones de los anfitriones serán más cercanas a los gustos del huésped y se podrá aprovechar más la visita.
En cuanto al tiempo que aconseja pasar en cada destino, Francisco nos dice que procura mínimo pasar tres noches, aunque su ideal es de 7 a 10 días. Sin embargo, cuando se trata de un departamento grande y bonito de Airbnb puede llegar a quedarse hasta 2 o 3 semanas.
¿Qué sigue?
Su primer viaje por Airbnb fue en Zanzíbar, Tanzania y desde entonces ya ha conquistado 57 países. Para 2018 espera agregar 15 países más en Sudamérica y Europa del Este.
Puedes encontrar fotos de este súper viajero en este enlace