Marta y Diego: los conforts y la hospitalidad de un pequeño pueblo

En lo alto de los bosques nubosos de Monteverde se encuentra un espacio especial creado por Marta y Diego, anfitriones en Airbnb. Este espacio único es una combinación de las comodidades de un domo geodésico lujoso con la aventura de estar a 6,70 metros de altura sobre el suelo del bosque. Sin duda lo que ofrecen estos anfitriones es para los aventureros que buscan convivir con la naturaleza sin sacrificar las comodidades modernas.

Diego y Marta conocieron la plataforma de Airbnb a través de una amistad y poco después decidieron publicar su espacio en la plataforma, ese mismo día recibieron su primera reservación. Esta pareja de anfitriones, oriundos de Monteverde, ofrecen a sus visitantes más que una experiencia moderna. Ellos dan su mejor esfuerzo para asegurar que todos sus huéspedes se sientan bienvenidos y conozcan cada rincón de su pueblo.

“Siendo anfitriones, nosotros nos sentimos sumamente orgullosos porque realmente lo que ofrecemos a nuestros huéspedes es abrirles una ventana hacia lo que es Monteverde”.

Desde que comenzaron, Marta y Diego le han dado la bienvenida a  cientos de huéspedes. Diego compartió que los beneficios económicos junto con la libertad y flexibilidad de agenda que les ofrece ser anfitriones es el escenario ideal para ellos, como padres y microempresarios.

“Este negocio nos ha dado tiempo en familia, entonces hemos logrado tener una entrada económica sin tener que sacrificar algo tan importante como el tiempo en familia”, dice Diego.

En su pequeño pueblo, con una población de 5.000 personas, todos se conocen y se ayudan mutuamente. Esta pareja se esfuerzan por apoyar a negocios locales, a la vez ofreciéndole a sus huéspedes una experiencia auténtica con la meta de que sus huéspedes entiendan cómo es la vida en Monteverde.

“Entonces, aquí se siente un pueblo donde yo conozco al panadero, conozco al vecino que tiene su propio restaurante. Está el de la huerta, está el que produce el queso, entonces lo que tratamos es de hacer un paquete con todo eso”, dice Diego.

Para Marta y Diego la comunidad y su familia son fundamentales. Por lo tanto no es sorprendente que el compartir su hogar, es un asunto familiar. Su hijo de dos años, un pequeño embajador de Monteverde, también participa dándole la bienvenida a los visitantes.

“En realidad somos una familia, ha sido un proyecto súper lindo porque hasta ellos se ven involucrados ¿verdad? Es el vivir, el recibir personas, ver idiomas y culturas,” dijo Marta. “O sea es una manera de que todos nos vemos envueltos. En un círculo lindo.”

Marta y Diego esperan que los huéspedes experimenten todo lo que se ofrece en Monteverde. Diego se enorgullece al saber que cuando sus huéspedes preguntan cuales son los mejores lugares para disfrutar el atardecer o escoger la mejor aventura, sus huéspedes jamás lo tendrán que hacer a solas.