Marysol, la historiadora que abre las puertas de su casa y de su corazón
Marysol vive en Palermo desde que nació y por tanto desde antes que fuera la zona de moda de Buenos Aires. En aquel tiempo, en Palermo abundaban las casitas bajas, los negocios de barrio, las siestas y los vecinos se saludaban por su nombre.
Siempre fue una apasionada de los viajes y de conocer nuevas culturas será por eso que cuando tuvo que elegir una carrera universitaria se inclinó por estudiar Historia en la Universidad de Buenos Aires. Saber más de nuestro pasado, nuestros orígenes y de los de aquellos que viven en otros lugares del mundo es la receta perfecta para derribar prejuicios y poder crear un mundo en el que todos sientan que pertenecen a donde sea que vayan. Tal vez no lo sabía en este momento pero estas habilidades le serían muy útiles unos años después para algo que a primera vista no tenía nada que ver con la historia.
Unos dos años atrás Marysol seguía estudiando. Hacía un tiempo que notaba que las responsabilidades de todos los días como su trabajo de tiempo completo, si bien eran gratificantes y necesarias, la estaban desviando de su objetivo de convertirse en Licenciada en Historia. Ya hacía muchos años que iba a la Universidad y a pesar de todo su esfuerzo si quería graduarse pronto debía hacer un cambio.
Fue así que junto a su marido, Marcelo, decidieron que ella dejara su trabajo en relación de dependencia y comenzara a trabajar en forma independiente. Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que necesitaban algo más para complementar este ingreso. Al ser una amante de los viajes y habiendo conocido Airbnb como huésped en un viaje a Brasil, que todavía recuerda con mucho cariño, tuvo la idea de publicar en la plataforma un departamento que habían comprado entre los dos con mucho esfuerzo y ver qué pasaba.
Enseguida comenzaron a recibir reservas de personas de todo el mundo encantadas con el departamento que Marysol y su marido decoraron con mucho amor y dedicación. También, atraídos por la ubicación: ideal para conocer uno de los barrios más vanguardistas de Buenos Aires pero que, en muchas calles, sigue siendo ese barrio de casitas bajas del siglo XX.
“Palermo es un barrio para perderse. Caminar por la calle, ver el arte en las paredes, los locales, la idea del cafecito, llevarte tu libro, me encanta. Cada esquina que recorro tiene un recuerdo de cuando era chica, de mi familia, de mis amigos y es eso lo que me gusta compartir con los huéspedes de Airbnb”.
Una escala inesperada
Gracias a Airbnb Marysol pudo dedicarse a terminar su carrera de Licenciada en Historia y además pudo poner en práctica su empatía y capacidad de abrir no solo las puertas de su casa si no ir un paso más allá.
A mediados de este año le tocó ser anfitriona de una familia de refugiados sirios que en ese momento vivían en Dubai y llegaron a Argentina en una escala de un viaje que terminaba en otro país de Sudamérica. Pero lo que en principio iba a ser una parada de unas horas se conviritió en una estadía de casi un mes. La mamá de la familia, que ya tenía dos hijos de uno y dos años, estaba embarazada muy cerca de su fecha de parto y no le fue posible abordar el avión a su destino final por cuestiones de seguridad.
Entonces esta familia tuvo que buscar un lugar donde instalarse para recibir a la nueva integrante de la familia y tuvieron la suerte de que Marysol fuera su anfitriona. Lo que a muchas personas podría haberles parecido una situación completamente avasallante y fuera de lo que uno podría esperar de un anfitrión de Airbnb se vio muy claro para Marysol: tenía que ayudar a esta familia. En ella encontraron no solo un lugar para vivir si no una compañera que los guío en el complicado camino de transitar las últimas semanas de embarazo, los acompaño en el hospital cuando recibieron a su tercera hija e incluso los ayudó a tramitar el DNI y pasaporte de esta nueva pequeña argentina para que toda la familia pudiera volver a casa.
“Yo soy así. Me gusta ayudar. A mi familia, a mis amigos y ahora también a mis huéspedes. Puede que viva una realidad completamente diferente a muchos de ellos. Pero en el fondo te das cuenta de que todos pasamos las mismas cosas. Los mismos miedos, las mismas incertidumbres y también tenemos cosas muy parecidas”
La misión de Airbnb es hacer que todos puedan sentirse como en casa donde sea que vayan. Son anfitriones como Marysol los que hacen esto posible todos los días gracias a su pasión, hospitalidad y compromiso.