Silvia, una profesora de inglés que volvió a empezar gracias a Airbnb

Silvia es una profesora de inglés jubilada y vive en un departamento en Belgrano hace muchos años. Allí crió a sus hijos y disfrutó muchos momentos en familia. Luego de quedar viuda, uno de sus hijos le contó sobre la posibilidad de compartir a través de Airbnb ese cuarto extra que ya no ocuparían ni él ni sus hermanas, como una forma de sentirse acompañada y seguir adelante.

Fue así como decidió ser anfitriona y quedó fascinada por la experiencia. Hoy disfruta de recibir a huéspedes que llegan de distintas partes del mundo. Como continúa dictando clases particulares, la plataforma le permite manejar libremente sus horarios y al mismo tiempo, obtener un ingreso complementario.

Su profesión le brinda una excelente herramienta para recibir a los viajeros que no hablan español y que en muchos casos destacan su fluidez para comunicarse.

“En mi familia suelen decirme que soy muy servicial. En realidad, busco conocer lo que esperan los huéspedes, para que estén a gusto. Mi objetivo cada día es que todos la pasen bien y me gusta tratarlos como familia. A los que comparten mis horarios, les ofrezco compartir el desayuno que preparo yo misma y con algunos de los huéspedes he salido a recorrer Recoleta y La Boca”.

Como su departamento se encuentra en un piso 22, la vista del Río de La Plata asombra a más de un viajero. Muchos de ellos pasan horas en el living, a veces mientras trabajan o estudian, desde donde aprecian los espacios verdes de la ciudad y el río. 

“No todos los huéspedes vienen por turismo, muchos vienen a estudiar. Por ejemplo, hay una escuela de publicidad acá a unas cuadras a la que vienen a perfeccionarse chicos de Perú, Ecuador y otros países de Latinoamérica”.

Entre las experiencias que ha vivido como anfitriona recuerda a una huésped alemana de 19 años que vino a Buenos Aires para realizar un intercambio y se alojó en su departamento. 

“Cuando se regresó a su país, su madre me envió de regalo una caja con juguetes para mis nietos, una lapicera para mí y una tarjeta de agradecimiento en la que me escribió: ‘deseo que tu familia sea tratada en el mundo tan bien como vos recibiste a mi hija’ Fue muy lindo. A su hija yo siempre le compraba helado de dulce de leche, ella me decía que ese helado era uno de los motivos por el que no quería volver a su país”, recuerda Silvia, entre risas.

A aquellos que llegan por placer, Silvia suele aconsejarles que visiten el sur del país y también Iguazú, ya que ha viajado mucho con su familia a esa zona y la conoce bien. 

“En cuanto a paseos por la ciudad, siempre recomendaba lo que conozco. Ahora comenzaré a utilizar el mapa que diseñó el Club de Anfitriones de Buenos Aires, que destaca los puntos más interesantes y tiene todo”.

La comunidad de Airbnb en la Ciudad está compuesta por miles de personas con distintas historias, orígenes, perfiles y objetivos. Según lo que reportan los anfitriones, en la Ciudad de Buenos Aires el 57% de las cuentas de anfitriones pertenecen a mujeres y el 13% a personas de más de 60 años. 


Nota: Todos los espacios o lugares a los que se hace referencia en este texto están destinados exclusivamente a inspirar e ilustrar. Airbnb no recomienda ni promociona experiencias específicas.